viernes, 26 de agosto de 2011

Amapola


Desde mi intuición de niña,
hasta hoy,
siempre,
me ha deslummbrado la amapola.

Frágil,
de cautivadora fragilidad.

De desnuda belleza,
excitante,
quizás, divina.

Rojo pasión,
atrayente y atractivo.

Apasionante y apasionada.

Erecta,
sola entre las malas hierbas.

De tallo férreo que la asciende al cielo,
permite a la brisa que la meza;
y, en ese baile sensual,
aún es más bella.

Solamente,
la mano de un corazón que lo sepa,
podrá acercarse y asirla;
sino,
se quiebra.

1 comentario:

Anónimo dijo...

la amapola????