jueves, 25 de marzo de 2010

La muerte, consustancial a la vida.


El otro día a propósito del tema, me citaron a Epicuro para afirmar que nadie conoce la muerte.
Dice Epìcuro:
"....mientras somos, la muerte no está presente, y cuando la muerte se presenta ya no existimos.", también dice: "...la muerte no es nada para nosotros. Porque todo bien y todo mal reside en la sensación, y la muerte es privación del sentir. "

En una reflexión rápida, considero que aún sin poder conocer la muerte, pues mientras somos no está presente, tenemos conciencia de lo que significa y eso es una manera de conocerla.

La muerte significa el no ser, el dejar de ser y por tanto perder nuestra identidad, nuestro "yo" individual; significa el dejar de existir y con ello el no sentir, ni sufrir ni gozar; también significa "la nada" y en la idea de esa "nada", en momentos de mi vida, su intuición me aterrorizaba.

Con el paso tiempo y en un ejercicio de racionalización, valoro que de nada sirve pensar en lo terrible de la muerte, en lo terrible de dejar de ser, de dejar de existir; pues al no ser tampoco sentiremos; y estimo, que lo realmente atroz en ocasiones es la vida y que cuando la vida se hace insoportable, insufrible, la solución la tenemos en la mano, por tremendo que desde un punto de vista existencial pueda ser considerado.

Creo que se deja de temer a la vida, en cierta medida, cuando dejamos de temer a la muerte, también en cierta medida.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Y si todo fuera simplemente una ilusión?

Mara dijo...

Pues no cambiaría nada.
Gracias por su comentario.

Un saludo.