lunes, 10 de mayo de 2010

Emociones inesperadas


Cuando leyendo el último libro de Vila-Matas, me encuentro con el siguiente párrafo:

" Antes, cuando bebía, Riba no distinguía entre emociones fuertes y débiles tampoco entre amigos y enemigos. Pero la lucidez de los últimos tiempos le ha ido devolviendo lentamente la capacidad de aburrirse, aunque también de emocionarse. Y el mar de Irlanda (...) le parece la más soberbia encarnación de la belleza, la máxima expresión de aquello que desapareció de su vida durante tanto tiempo y que ahora, nunca es tarde, encuentra abruptamente..."

Pienso que...
Hay momentos en la vida, que he estado borracha de trabajo, de responsabilidades infinitas, que no he tenido tiempo ni para aburrirme, ni para emocionarme; y en caso de producirse una emoción, no tenía capacidad de distinguir si era fuerte o débil, no podía pararme a pensarlo, a sentirlo, no tenía tiempo...estaba ebria del quehacer diario.

Pero, en un momento determinado retomo la lucidez, y sobria vuelvo a tener la capacidad de aburrirme y también de emocionarme y soy capaz de distinguir los amigos de los enemigos; y todo aquello que había desaparecido de mi vida durante largo tiempo, aquello por lo que realmente uno se siente vivo, lo encuentro de manera inesperada y un remolino de emociones me envuelve, emociones olvidadas.

En esa lucidez, lo inesperado de la vida me alegra el alma.
Ilustración: Sara Diciero, "Remolino de emociones", 2006

No hay comentarios: